¿Qué son los micromachismos? Ejemplos de la vida cotidiana

Cada 8 de marzo, celebramos el Día Internacional de la Mujer. Una fecha que conmemora la lucha del movimiento feminista desde mediados del siglo XIX para conseguir vivir en una sociedad más justa, con los mismos derechos y libertades que los hombres.
Muchos creen que el machismo y la supremacía del hombre sobre la mujer solamente se refleja únicamente en la violencia de género.
Sin embargo, hay que decir que ésta es sólo la consecuencia más grave de la educación patriarcal que los niños reciben desde la infancia, pero obviamente no es la única.
Las consecuencias de una sociedad machista también se manifiestan en actitudes y comportamientos muy sutiles que se cuelan en nuestra vida cotidiana y de los que muchas veces ni siquiera somos conscientes, tanto hombres como mujeres.
Es lo que se conoce como micromachismos. Un término acuñado por el psicólogo argentino Luis Bonino en la década de los 90 para definir aquellos comportamientos masculinos en los que el hombre se sobrepone por encima de la mujer.
Pero, ¿qué son los micromachismos? A continuación, te explicamos qué es un micromachismo, su definición y algunos ejemplos más habituales que podemos ver en nuestra vida cotidiana.
¿Qué son los micromachismos?
A lo largo de la historia, la mujer ha sufrido una serie de discriminaciones muy evidentes en todos los ámbitos de su vida, tanto a nivel profesional como familiar y social. Dándole un papel secundario dentro de la sociedad.
Hoy, al menos en nuestro país, la mujer no está relegada al espacio del hogar y su misión no es únicamente ser esposa, madre y ama de casa, igualándose al hombre en muchos aspectos.
Sin embargo, todavía podemos encontrarnos en nuestro día a día con manifestaciones muy sutiles de machismo. Fruto de una sociedad heteropatriarcal que impregna todos los ámbitos de nuestra vida.
Entonces, ¿qué son los micromachismos? Según la definición, los micromachismos son un tipo de violencia blanda e invisible, de baja intensidad que está muy relacionada con la lógica patriarcal de la sociedad en la que vivimos.
Y es precisamente la facilidad con la que se esconden lo que hace que sean altamente peligrosos. Dañando invisiblemente a la mujer y a todos aquellos que no entren dentro de los estereotipos sociales marcados.
En muchos casos se trata incluso de pequeñas bromas a las que no damos mucha importancia. Sin embargo, pueden resultar muy perjudiciales, ya que de esta forma no hacemos más que perpetuar los estereotipos y los roles de género.
Ejemplos de micromachismos en la vida cotidiana
Ahora que ya sabes qué son los micromachismos, en Vanity Flor hemos preparado una recopilación con diferentes tipos de micromachismos y algunos de los ejemplos más habituales que podemos ver en nuestro día a día.
Y es que saber identificarlos es el primer paso para acabar con ellos y que todos podamos en una sociedad más justa e igualitaria.
1. Machismo en el lenguaje
Uno de los ejemplos de micromachismo más palpable es nuestro idioma, donde claramente predominan las palabras de género masculino por encima de las de género femenino, incluso para formar los plurales.
Victoria Sau escribió un diálogo muy ilustrativo al respecto para demostrar el machismo sutil que impera en el español. Un machismo que cuesta identificar y que se encuentra totalmente aceptado culturalmente.
Y lo mismo ocurre con muchas palabras masculinas y su variante en femenino. Muchas de estas palabras son denigrantes para las mujeres, mientras que en masculino alaban las cualidades del hombre.
2. El papel de la mujer en la publicidad
En el mundo de la publicidad y de los medios de comunicación encontramos multitud de ejemplos de micromachismos encubiertos.
Los medios intentan influir en el consumidor para que compre lo que se le ofrece y, para ello, muchas veces se recurren a ciertas nociones sobre la manera en la que deberíamos comportarnos y lo que deberíamos pensar y decir.
Por ejemplo, recientemente la cadena de supermercados Hipercor lanzó un par de camisetas infantiles. En una ponía en rosa «Bonita como mamá» y en otra en azul «Inteligente como papá». Obviamente, no tardaron mucho en ser retiradas.
Pero la cosa no queda aquí, ya que El Corte Inglés también se convirtió hace unos años en el foco de una gran polémica porque en un pack de escoba y recogedor puso un cartel donde podía leerse: «especial para ellas».
La misma cadena vendía también aspiradoras bajo el lema «Mamá, tú eres la mejor». Como si los hombres no pudieran usarlas.
3. Hipersexualización
Uno de los casos más polémicos de sexismo que se han visto en los últimos años son los bikinis con relleno que Carrefour sacó para niñas menores de 14 años. Sin embargo, no es algo que se piense para los bañadores de los niños.
Por supuesto, no es el único caso, ya que el cuerpo de la mujer es usado constantemente en la publicidad como reclamo para vender prácticamente cualquier cosa.
4. Buscar roles heterosexuales en las parejas homosexuales
Algunas personas son tan androcéntricas que incluso llegan a preguntar a parejas de gays y lesbianas, quién es el hombre de la relación. Como si no se pudiera concebir ninguna pareja en el mundo en la que no exista un rol masculino.
5. Vestimenta en el trabajo
Si buscamos ejemplos de micromachismos en el trabajo, uno de los más frecuentes suele estar relacionado con el uniforme que llevan los trabajadores.
Muchas empresas, sobre todo aquellas en las que se trabaja de cara al público, piden que sus empleadas lleven falda, medias y tacones, mientras que los hombres llevan pantalones y zapatos planos. Obviamente, la segunda opción resulta mucho más cómoda para trabajar.
6. Las flores son un regalo sólo para mujeres
¿Quién dice que los hombres no pueden recibir flores a domicilio por una fecha señalada? Tradicionalmente, las flores se han relacionado con los regalos femeninos y, aunque es cierto que son las mujeres las que más flores reciben, cada vez son más los que se decantan por este tipo de obsequio para hacer a un hombre.
En Vanity Flor pensamos que las flores gustan a todo el mundo y que los hombres tienen la suficiente sensibilidad como para apreciar la belleza de un bonito ramo. Por eso, consideramos que son un excelente regalo cuando llega una ocasión especial.
7. Los hombres no lloran
¿Por qué seguimos diciendo que los hombres no pueden llorar? Los hombres también tienen sentimientos, aunque la sociedad heteropatriarcal haya impuesto que está muy mal visto que los expresen.
El problema es que es una frase que se dice constantemente a los niños desde que son pequeños, lo que no resulta nada saludable para su futuro.
De esta forma, se inculca que la mujer, como es débil, puede llorar, mientras que el hombre, como tiene que ser fuerte, no puede hacerlo.
8. El rosa es de niñas y el azul de niños
Sin duda, uno de los estereotipos más extendidos en nuestra sociedad. Da igual si es ropa, juguetes, productos de higiene o material escolar.
Pero la cosa no queda aquí. Y es que, generalmente, mientras que las cosas diseñadas para niños sugieren aventuras y heroicidad, las de las niñas siempre están relacionadas con motivos decorativos bonitos y dulces.
9. Minusvalorar el papel de la mujer en la sociedad
Este tipo de micromachismos son realmente sutiles y suelen encontrarse tanto en el ámbito social como familiar y laboral.
Se trata de usar un tono paternalista, ignorar lo que dice la mujer simplemente por el hecho de serlo o hacer bromas denigrantes del género femenino, como por ejemplo sobre la menstruación.
Y no sólo se permiten la libertad de hacer este tipo de burlas, sino que además quitan importancia al dolor que sufren las mujeres sin haberlo padecido nunca.
10. Priorizar la carrera profesional de él sobre la de ella
Hay algunos hombres que tienden a pensar que su trabajo siempre es más importante que el de su pareja.
Por eso, muchas veces asumen de manera errónea que, si les sale un puesto en otra ciudad, su mujer irá detrás de ellos y dejará todo atrás sin pensarlo. Con lo cual, no tienen en cuenta su opinión, sus emociones o sus necesidades en un primer momento.
11. Responsabilizar a la mujer de las tareas de la casa
Entre los ejemplos de micromachismos en casa, uno de los que podemos ver con más frecuencia es responsabilizar a las mujeres de las tareas del hogar.
¿Te resultan familiares las frases “Espera, que te ayudo a limpiar el polvo” o “Me encanta cómo planchas las camisas, prefiero que lo hagas tú porque te sale muy bien”.
Frases que apelan a la mayor capacidad de las mujeres para hacer este tipo de labores. Lo cual no hay que confundir con el machismo en toda regla que supone, por ejemplo, afirmar que las mujeres, por su naturaleza, están más preparadas para este tipo de labores.
Algunos de los ejemplos de micromachismos cotidianos en este sentido son:
- La palabra «ayudar» en las tareas de la casa, como si el hombre realmente fuera un invitado y no debiera compartir con su pareja la mitad de la responsabilidad.
- Poner la excusa de estar muy cansado para hacer la cena cuando los dos trabajan.
- Que la mujer se ocupe casi siempre de la compra, incluso de lo que usa solamente él.
- Que el hombre espere un gran agradecimiento por haber hecho algo de la casa que no hace habitualmente. Como si de pronto se hubiera convertido en un superhéroe. Esto no significa que no debamos agradecerles lo que hacen, pero igual que hay que ellos deben agradecérselo a sus parejas.
- Preguntar constantemente a la mujer sobre cosas suyas relacionadas con la casa, como: ¿Sabes dónde está mi corbata roja? ¿Has comprado cerveza? o ¿Has visto por alguna parte las llaves de mi coche?
12. Cambiar pañales es cosa de mujeres
En la gran mayoría de los baños públicos, el cambiador de bebés está situado en el lavabo de mujeres. Aunque puede parecer poco importante, lo cierto es que esto no es más que el reflejo de una sociedad que asume que es natural que esta tarea la hagan las madres y no los padres.
El problema es que son precisamente estos estereotipos de género que nos martillean la cabeza cada día los que hacen que la situación vuelva a repetirse generación tras generación, de manera que hombres y mujeres asuman que es obligación de la madre hacerlo.
13. Que la mujer pida la cuenta y se la den al hombre
Puede que alguna vez te haya pasado. Has pedido la cuenta en un restaurante y, al llegar, el camarero la pone en el lado de tu pareja o del hombre que está contigo en la mesa. Y, si eres hombre, seguro que también te ha pasado, presuponiendo que eras tú el que ibas a pagar.
Afortunadamente, los tiempos en los que la mujer no podía manejar cuentas bancarias y el hombre estaba obligado a pagar ya pasaron. Lo cual es bueno tanto para ellas como para ellos.
14. Ser ignoradas en las «cosas de hombres»
Si una pareja acude a un taller mecánico porque ella necesita hacer un arreglo en su coche, podemos encontrarnos con que que el mecánico no deje de dirigirse al hombre, incluso aun cuando es ella la que hace las preguntas.
Y lo mismo ocurre si es la mujer la que quiere comprar un coche pero va acompañada de un hombre. A veces, ni siquiera un «perdona, pero es que la que va a comprar el coche soy yo» consigue enfocar la atención en ella.
15. No contar con su opinión para hacer planes
También es un ejemplo de micromachismo si el hombre hace planes sin contar con la opinión de su pareja o sin consultarle que tal le viene y cuando ella se lo reprocha, se pone a la defensiva, diciendo cosas del tipo: «si quieres te paso mi agenda para que puedas ver todos mis planes para los próximos seis meses».
16. Sentarse separados por hombres y mujeres en reuniones de amigos
Este es otro ejemplo de micromachismo cotidiano y del que somos culpables tanto hombres como mujeres. Se da por hecho que las chicas tienen más cosas en común entre ellas que con los chicos y viceversa.
Por eso, muchas veces se segmentan los grupos por sexos en reuniones grandes de amigos. Sin embargo, es una verdadera tontería, pues hay mujeres que suelen tener más cosas en común con los hombres y al contrario.
17. Sentirse incómodo porque gana menos que su pareja
La sociedad nos ha educado marcando constantemente los estereotipos de que el hombre es el cabeza de familia y el principal sustento. Por eso, muchos hombres se sienten incómodos si sus parejas tienen sueldos más altos que ellos.
Por esta misma razón, a veces ocurre que la mujer se siente obligada a ocultar sus éxitos para que su pareja no sienta que su ego masculino está siendo amenazado.
Lo cual es realmente absurdo y no hace sino reflejar la mentalidad de superioridad de esos hombres sobre la mujer.
18. Opinar continuamente sobre cómo debería vestirse o arreglarse
Otro de los mejores ejemplos de micromachismos en la pareja es que el hombre opine sobre cómo debería vestirse, maquillarse o penarse su novia. Incluso, como les gusta que lleve depilada la zona íntima.
Lo que denota que, en cierta forma, considera que su pareja debe hacer este tipo de cosas para agradarle y ser atractiva para ellos.
19. No tener en cuenta ciertos aspectos en el sexo
Estar excitado y pasar directamente a la acción sin parase a comprobar si ella está preparada; convertir el sexo oral en una norma para él pero no para ella; pedir determinadas prácticas que a ella no le agradan; que insista demasiado cuando a él le apetece; que responsabilice a la mujer de la compra y el uso de los anticonceptivos; que no se moleste en que su pareja tenga un orgasmo cuando él ya ha terminado; o que asuma que, por ser mujer, estará encantada de ser madre, también son ejemplos de micromachismos en la pareja.
20. Lo mejor para el hombre
Muchas veces no somos conscientes de ello, pero también existen comportamientos que ejercen una presión psicológica, moral y económica sobre la mujer, imponiendo la superioridad sobre ella.
Es el caso, por ejemplo, de aquellos hombres que siempre tienen ellos el mando de la tele o que se sientan en el mejor sillón de la casa.
21. Convertirse en su secretaria
Otro de los mejores ejemplos de micromachismos en la pareja es que las muchas mujeres ejerzan como «secretarias» de sus maridos, asumiendo que es ella la que debe buscar el hotel, comprar los billetes de tren o de avión y organizar el itinerario para los días de viaje.
De modo que él solamente se limita a contestar las preguntas que ella le va haciendo al respecto, como: «¿Qué día te dan las vacaciones?» o «¿Te apetece ir a ver este monumento?».
22. Asumir que su pareja es su psicóloga
Otro ejemplo de micromachismo cotidiano es que el hombre utilice a su pareja como psicóloga para desahogarse cuando tiene problemas emocionales, pero que después no invierta el rol cuando sea ella quien lo necesita. O que, incluso, suelte frases del tipo «no exageres, anda» o «ya se arreglará».
23. Ser su enfermera cuando está malo
Muchas mujeres cuidan de sus parejas con gusto cuando están enfermos, pero ellos no siempre hacen lo mismo cuando sucede al contrario, alegando que no saben qué hacer en estos casos. Y lo que es peor, decirle que es una quejica y que seguro que no es para tanto.
Ejemplos de micromachismos: lo haces, lo ves… pero, ¿lo reconoces?
Estamos totalmente convencidos de que todos vosotros habréis vivido alguna vez una experiencia parecida o conoces a alguien al que le haya ocurrido.
Al igual que muchos hombres habrán escuchado más de una vez que los hombres no lloran, que tienen que ser fuertes y valientes, y mantener su familia.
Un rol que también resulta muy perjudicial para ellos, pues si no lo cumplen pueden llegar a sentirse que no son lo «suficientemente hombres» y llegar incluso a desarrollar problemas relacionados con la ansiedad o la depresión.
Por eso, desde Vanity Flor queremos invitarte a comprometerte con la lucha por la igualdad empezando por lo más cotidiano. Por esos ejemplos de micromachismos encubiertos que tanto perjudican a la mujer y, en muchos casos, también al hombre, al que se le exige que se ajuste a un determinado rol que puede que no vaya con él.