Sin duda, la planta de Guzmania es una de las plantas más fascinantes que existen para decorar interiores. Una planta originaria de las selvas tropicales de América Central y del Sur, que llama la atención por sus largas y brillantes hojas de intenso color verde, rodeadas de una espectacular inflorescencia en tonos vivos de rojo, fucsia, naranja o amarillo.

Además, gracias a su resistencia y pocos requerimientos, se ha ido ganado un lugar especial entre las plantas de interior. Sólo necesita un poco de luz indirecta y humedad constante para que florezca durante meses. Además, su estructura compacta hace que se adapte fácilmente a  estancias pequeñas, por lo que es perfecta si no contamos con mucho espacio en casa.

Generalmente dura entre tres y seis meses, ya que la planta madre muere después de florecer. No obstante a su alrededor nacen nuevas plantas o “hijos”, que pueden ser trasplantados para que podamos volver a verla florecer una y otra vez. Para ello, a continuación, te explicamos todo sobre los cuidados de la guzmania.

Características de las plantas de Guzmania

La guzmania es una planta perenne que pertenece a la familia de las bromelias (bromealiaceae), conocidas por sus hojas alargadas y su disposición en roseta, que le confiere una apariencia parecida a la de una piña. De hecho, no se trata de una casualidad, ya que pertenece a la misma familia que la piña tropical. Sus principales características son:

• Inflorescencia llamativa: las flores son de  Aunque la más común es la guzmania roja, sus flores pueden variar de tonalidad, pero siempre en tonos vivos como el rojo, el naranja, el fucsia y el amarillo, lo que la convierte en la protagonista de cualquier espacio.
• Crecimiento en roseta: su estructura en forma de roseta permite captar mejor la humedad del ambiente.
• Epífita y resistente: en la naturaleza, la planta de Guzmania crece sobre la superficie de otras plantas, por lo que sus raíces no necesitan un suelo demasiado profundo, pero sí un ambiente húmedo y buena ventilación.
• Producción de “hijos”: tras la floración, la planta produce hijuelos que pueden ser separados y trasplantados, permitiendo que su belleza sea prácticamente eterna en el tiempo.

 

Cuidados de la Guzmania

¿Cómo cuidar la guzmania? Aunque la planta de guzmania es muy resistente, requiere ciertos cuidados básicos para mantenerse saludable y disfrutar de ella en todo su esplendor:

Luz y ubicación

Necesita luz abundante, pero sin que los rayos del sol incidan directamente sobre ella, ya que esto puede quemar sus hojas. Por eso, lo ideal es colocarla en un lugar luminoso. Por ejemplo, cerca de una ventana.  Si el sitio es muy soleado, puedes poner una cortina translúcida que ayude a filtrar la luz.

Riego

Otro de los cuidados de la guzmania es el riego. Es importante que no sea excesivo, ya que las raíces podrían terminar pudriéndose. Lo ideal es llenar el centro de la roseta con un poco de agua para que la tierra se mantenga húmeda, reponiéndola cada pocos días. Además, si vives en una ciudad de clima húmedo, es fundamental que no la riegues más de una vez por semana y que cuenta con un sistema de drenaje adecuado.

Humedad ambiental

Al ser una planta tropical, la guzmania necesita ambientes húmedos. Por eso, en zonas con climas secos o durante los meses de verano, es aconsejable pulverizar sus hojas con agua cada pocos días, a ser posible destilada o de lluvia.

Plato para drenaje

Colocar un plato debajo de la maceta ayudará a evitar encharcamientos, pero es importante que los vacíes regularmente para evitar que se estanque y que dañe las raíces.

Temperatura

La planta de guzmania prefiere temperaturas cálidas de entre 15 °C y 28 °C. Además, se deben evitar los cambios bruscos de temperatura, las corrientes de aire y los lugares demasiado fríos, sobre todo en invierno.

Fertilización

Otro de los principales cuidados de la guzmania es la fertilización. Para que la planta y sus hijuelos crezcan fuertes, es recomendable hacerlo cada 4-6 semanas con un fertilizante específico para bromelias durante la primavera y el verano. De esta forma generará más hijuelos.

Trasplante de hijuelos

Cuando la planta madre se seca, sus hijuelos pueden ser trasplantados para comenzar un nuevo ciclo de floración y volver a llenar de color tu hogar. ¿Quieres saber cómo hacerlo?

1. Separación: una vez que la flor se ha secado, los hijuelos que hayan alcanzado al menos un tercio del tamaño de la planta madre pueden separarse con un cuchillo afilado. Es importante que cada hijuelo conserve raíces para poder seguir creciendo.
2. Hidratación inicial: coloca cada hijuelo en un vaso con agua durante una semana antes de plantarlo para estimular el crecimiento de las raíces.
3. Trasplante en maceta: pasada una semana, coloca el hijuelo en una maceta pequeña con un sustrato bien drenado. Evita exponerlos a luz directa los primeros días y sigue los mismos cuidados de humedad que hemos explicado antes.
4. Drenaje adecuado: es importante que el macetero tenga agujeros de drenaje para evitar que las raíces se pudran.

 

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